PATRICIA RIVERA FIGUEROA, EL ARTE Y LA CULTURA EN VALLENAR



PATRICIA RIVERA FIGUEROA, UNA VIDA CONSAGRADA A LAS ARTES Y LA CULTURA

(www.elnoticierodelhuasco.cl, enero 06, 2014)




¿Por qué dedicarle tanto tiempo, tanto desvelo y esfuerzos a la promoción de la cultura? ¿Por qué, si se pudiera pensar que a la gran mayoría de las personas no les interesa, por ejemplo, contemplar una exposición de pintura, oír un poema, leer una novela o asistir a un concierto musical? Sin embargo, al conocer la entrega que hay en el trabajo de la escritora y gestora cultural Patricia Rivera Figueroa, comienza uno a entender el por qué de su insistencia y porfía por empujar este carro.

Y lo primero que salta a la vista, al charlar con ella, es la convicción con que plantea sus puntos de vista con respecto al trabajo de desarrollo cultural en que ella se desenvuelve, todos los días y a cada rato, incluso durante su desempeño en el área de informaciones del hospital provincial Monseñor Fernando Ariztía. Allí tiene ella constante contacto con los usuarios de este centro asistencial, contacto que aprovecha para incluir temas patrimoniales o de interés cultural, con respecto a lo que desarrolla el propio hospital, los antecedentes históricos del mismo o del anterior recinto, el Nicolás Naranjo, hoy ocupado por dependencias municipales, y en donde Patricia se desempeñó por muchos años.

En el Nicolás Naranjo le conocimos sus múltiples iniciativas por el rescate de la memoria hospitalaria, impulsando concursos de fotografía, ciclos de tertulias, exposiciones de la más variada índole artística, etc. Siempre promoviendo el trabajo cultural, siempre insistiendo e interviniendo en el trayecto del ciudadano común, para atraerlo, para cautivarlo, para interesarlo; porque no da lo mismo vivir la vida sin experimentar el gozo estético, no da lo mismo ser persona sin tomar contacto con lo bello de una pintura, con lo dramático de una obra teatral, con lo intrigante de una novela o con la frescura de una danza o una pieza musical.

Patricia Rivera ofrece desde hace ya décadas esta especie de terapia para el alma, a quien quiera animarse a participar, sólo con las ganas y la curiosidad. No es de extrañar, por tanto, su desempeño en un centro hospitalario: lo suyo es sanar, aunque no tenga nada que ver con procedimientos quirúrgicos; lo suyo es aplicar tratamiento quien sabe si al origen de todos los males y dolencias del cuerpo. Llámesele alma, espíritu, éter, energía de cualquier composición: es el arte contra lo inerte, es decir, lo que no tiene arte; o sea, significa en definitiva celebrar la vida, siempre, en todo tiempo y lugar.

Esa es una característica propia de Patricia, la perseverancia, y si la amalgamaos con la convicción que mencionamos denantes, tenemos el resultado de un trabajo consistente y que ha sobrepasado las fronteras de la provincia del Huasco hace rato.

“Todo empezó como una idea, como una posibilidad. Parto con los libros, en el Círculo Amigos del Libro. Si contamos los años, ya van sobre veinticinco. Al principio fue como una ilusión, de poder hacer cosas. Con el tiempo esa filosofía se ha afirmado, y hoy la trabajo, no sé si decir profesionalmente, pero sí con mucha pasión”

Y con la pasión, como tercer ingrediente de la fórmula, podemos ya ir comprendiendo el impacto que ha tenido la labor de Patricia, la cual, si hubiera que detallarla, tendríamos que mencionar infinidad de talleres en que ha participado como alumna y como monitora, siempre en literatura, patrimonio, turismo y asuntos relacionados.

Y algo muy particular en el currículum de nuestra personaje es que ha sabido crear instancias concretas y perdurables de promoción cultural. Espacios conceptuales pero muy aterrizados, algo que se agradece, en especial para quienes han sido integrados a estos espacios, como son los historiadores locales, escritores, músicos, artistas plásticos, etc.

Ejemplo de estos espacios, es la Biblioteca Viva de Atacama, en donde los escritores locales tienen tal vez la única vitrina que existe para mostrar su trabajo, y también para dialogar con el público.

La Biblioteca Viva de Atacama

Para cualquiera pudiera parecer raro esto de que una biblioteca posea vida para trasladarse por todos lados ¿Cómo es esto? Pues bien, no es muy difícil imaginar a los recintos tradicionales de las bibliotecas, casi siempre vacíos de usuarios, salvo uno que otro fiel y disciplinado lector, y uno que otro grupito de estudiantes tras una tarea que no aparece en Internet.

Las bibliotecas, en el Huasco, y muy especial en Vallenar no son espacios vivos, más bien de sobrevida, a medio morir saltando en cuanto a promoción de sus desconocidas colecciones. La biblioteca pública de Vallenar, específicamente, no sale a la calle a promocionar, a cautivas, a agarrar de las mechas a los lectores para que se interesen en abrir su mundo.

Por eso Patricia hace rato ya que sacó los libros a la calle, para que transeúnte se tropiece con ellos, para que los cabros chicos que hacen pataleta por un cambucho de papas fritas puedan conocer las llamativas portadas de estas publicaciones, y puedan hojear un libro, enterarse acerca de los escritores locales, etc. Sin duda un espacio pedagógico, interactivo, en definitiva: vivo.

“Mi idea es con los libros mostrar el trabajo de los escritores, y ser un puente con el público, no sólo aquí en la provincia sino ir más allá. Hay que interesar a la gente en su cultura. La Biblioteca Viva, más que ser un mero instrumento de comercio es el despertar al fomento lector”

Y esta tarea de fomentar el gusto por la literatura no ha sido tarea fácil. Nuestra provincia carece simplemente de librerías donde la gente pueda adquirir obras. Es una carencia dramática, en contraposición a otro tipo de establecimientos comerciales, en donde abunda la chuchería y el plástico chillón pareciera reinar sin contrapeso. Claramente en el Huasco sobran botillerías y máquinas tragamonedas, por nombrar dos rubros sin ninguna pacatería, pero sí con la necesidad de denunciar la falta de acceso a productos culturales, entre ellos los libros ¿será entonces Vallenar una ciudad que lee?

“Creo que sí. Uno porque si hay tantos escritores y la idea es que lleguen a la comunidad, y si el escritor está trabajando, está produciendo, es porque hay lectores. Creo que también es nuestro lado flaco, perdonando la expresión, creo que nos falta difusión, y la biblioteca asume eso, mostrar la literatura local, mostrar a los autores, y con eso contagiar al otro para que lea”

No es falso orgullo ni pedantería destacar a la zona del Huasco, históricamente, como productora de abundante literatura. No hace mucho tiempo atrás se le reconocía esta característica particular al territorio, incluso comparándolo con lo que surge literariamente desde los valles vecinos de Elqui y Copiapó, en donde según el análisis que se hacía, existían más y mejores condiciones para que el escritor y escritora desarrollasen su labor, es decir, más público lector, más espacios de exposición y comercialización de libros, ciertos canales de distribución, mayor cercanía a la capital y su infraestructura cultural, etc.

Patricia Rivera sabe que, pese al tiempo transcurrido y a la llegada de nuevas tecnologías, el libro sigue más vivo que nunca; y la fama de los autores locales no se ha perdido. Según ella seguimos siendo vanguardia en la región e incluso en gran parte del norte el país. En ese sentido, Patricia tiene un anhelo:

“Me gustaría que Vallenar, que la provincia del Huasco fuera un centro literario, como lo es Olmué con el folclore, Frutillar en la música ¿por qué no ser nosotros el punto literario para el país? Que tenga ese renombre, que sea reconocido. Sueño que el Huasco puede llegar lejos en la literatura”

Y para eso no hay más receta que trabajar duro para conseguirlo, entendiendo el trabajo literario como un oficio pleno, con dedicación ojala exclusiva, y generando a la vez el gusto por la lectura en la gente. Escribir y hacer leer, en eso consiste este asunto.

El Café del Arte

Esta iniciativa es tal vez la que mayormente retrata la figura de Patricia Rivera. Absolutamente pionera, gestora, productora, conductora, y por cierto, su más minuciosa crítica a la hora de evaluar al final de cada ciclo de cafés del arte, que siempre se hacen pocos, pero ¿Cómo nació y como ha sido el desarrollo de este espacio cultural?

“Hemos ido rescatando la voz del recuerdo, de las personas ¿por qué no conversarlo? Por eso se llamó café, como cuando uno va al centro y se toma un café con alguien, y habla sobre distintos temas. En este caso era nada más que buscar un tema definido y poder conversarlo, hacer recuerdos y eso llevarlo a un tema, a una pauta, aun programa, con una finalidad. El Café el Arte pareció hace muchos años ya, creo que somos pioneros en Chile, antes que los café literarios que están en la capital, por ejemplo el Café del Cerro, o los que están en el metro. Eso lo he comprobado, empezamos antes, y sigue, para el próximo año ya hay algunos agendados”

¿Cuántos personajes habrán sido entrevistados por Patricia en el Café del Arte? ¿Cuántos otros artistas podrán decir que tuvieron allí un espacio para expresar y compartir su arte? Y si nos preguntamos también por la cantidad de personas que han seguido fielmente cada ciclo, en donde muchas tuvieron su primer acercamiento a la cultura, estamos entonces hablando de cientos de personas.

Anecdótico y memorable, sólo por mencionar una estación donde el Café del Arte reunió a artistas con el público, fue una ocasión en que el dueño de un local que se había comprometido con ceder el espacio para la presentación del café, al parecer olvidó el compromiso. Pues bien, Patricia, haciendo gala de su capacidad de gestión, y muy apresuradamente ya que el público comenzaba a llegar al lugar publicitado, logró que este señor habilitara otro espacio, en un segundo piso, el cual era y es utilizado aún para el funcionamiento de un café… con piernas.

Bien, todos quienes llegaron a este sorprendente episodio de nuestro café se encontraron con que las luces estaban un poco más bajas de los habitual, una decoración de espejos y luces robóticas, además de otros elementos de ambientación que no desmerecieron en nada el desarrollo de una sesión simpática, muy entretenida y que de seguro aún recuerdan los seguidores del café. En ese sentido, cualquier espacio es válido para la promoción de la cultura.

Patricia escritora

Patricia Rivera es más conocida como gestora cultural que como escritora. No pocas personas desconocen esta faceta, la cual ha ido forjando con una paciencia y humildad notables, sin aspavientos y, por sobre todo, preparando textos de manera concienzuda.

Desde hace años que ha venido participando en cuanto taller literario se impartió en la zona. Se ha perfeccionado, participando en varios concursos en donde ha obtenido muy buenos resultados.

“Tengo un primer libro y algunos trabajos un poco sueltos que han formado parte de antologías o selecciones de cuentos, estamos trabajando en un segundo y me ha costado porque he ocupado mi tiempo en otras actividades, en talleres, en exposiciones, y para escribir hay que dedicarse mucho tiempo y eso está faltando. Sin embargo esa no es una crítica para mí, creo que es paralelo todo el trabajo que se pueda hacer por la cultura y espero que los próximos meses esté este trabajo ya en circulación”

Su primera obra se llama “Huasco Alto, voces y ecos” un trabajo compuesto por relatos situados en el interior del valle, lugar de sus raíces y del que rescata las costumbres de la gente, sus creencias y decires, su cultura. El segundo, el cual menciona como en preparación, se refiere a la gente de Domeyko y sus historias, obra que trató de concluir antes del mes de noviembre para la celebración del centenario de la localidad, oportunidad en que estuvo allí promocionando la literatura de Atacama, y dejando entrever algunos párrafos de esta su segunda publicación.

Y es que, tal como dice ella, el tiempo a veces no alcanza para dedicarse a la literatura plenamente, con los cinco sentidos y olvidando compromisos y deberes.

“Acabo de terminar un taller literario en la cárcel, por segundo año consecutivo, y hemos sacado un libro, en el que la gente comparte sus experiencias”

Y ha seguido trabajando, haciendo talleres de remembranza histórica, de gestión cultural, y también de patrimonio, un área que la apasiona, que la vincula con el turismo de intereses especiales, en una zona que considera mágica y profundamente interesante y que sus propios habitantes no hemos sabido apreciar.

“Me gusta trabajar el patrimonio, rescatando la oralidad. Si eso no lo registramos, no lo mantenemos o no lo seguimos contando como las leyendas, algún día se va a terminar”

Ha sido un mujer leal con su tierra, promocionándola, invitando a los visitantes, y también a los autóctonos, a recorrerla con curiosidad, como cuando se le ha visto encabezando un city tour por los barrios históricos de Vallenar o Freirina, o como cuando se la ve llamando a la gente a aventurarse por las placillas mineras del siglo XIX, a sumergirse en la historia y en los personajes que le dieron vida al Huasco.

Patricia Rivera Figueroa, de profesión formal técnico universitaria en captación de aguas subterráneas y dibujante proyectista, funcionaria hospitalaria, incansable gestora y promotora cultural, escritora, artista entrañable, comunicadora aventajada, una mujer valiosa que queremos ver por mucho tiempo más marcando la pauta, abriendo camino. Sólo como los seres excepcionales saben hacerlo.